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rol de trabajo: en lo familiar y en lo profesional. De este modo, dentro del primer rol
mencionado, -hasta hace relativamente poco tiempo-, ha sido totalmente aceptado que
las mujeres deban ejercer el rol principal de amas de casa, llevando a cabo así la mayoría
de los trabajos que ahí se realizan, pues casi todos los “quehaceres del hogar” han sido
estereotipados como roles propios del género femenino, y es que aunque esta situación
ha ido cambiando, aún hay personas que creen que lavar, cocinar, barrer, trapear,
planchar, etcétera, son “cosas exclusivamente de mujeres” y no, no lo son. Sin embargo,
en lo profesional es aún peor el escenario, pues si bien las mujeres ya forman parte en
dichos ámbitos, aún están presentes muchas barreras por eliminar (Díez Gutiérrez, E. J.,
2015). Por ejemplo:
1. El número de mujeres que pueden acceder
a puestos directivos y/o de toma de
decisiones, es aún inferior al que se
presenta en el género masculino.
2. Las desigualdades siguen siendo grandes
con respecto a los salarios percibidos por las
mujeres al realizar el mismo tipo de trabajo que los hombres.
3. El mal trato y la falta de oportunidades por parte de superiores hacia las mujeres
sigue siendo una constante en diversas áreas de trabajo.
Falta aún mucho camino por recorrer para ir eliminando la brecha de género establecida
en sociedades -como la nuestra- donde el machismo ha sido uno de los principales ejes
rectores de ésta, así como lo son los estereotipos de género que han marcado la
conducta, ideas, y creencias de lo propiamente aceptado como lo “femenino” y lo
“masculino” (Bosch-Fiol, E., y Ferrer-Pérez, V. A., 2012).
II.1. Violencia entre personas del mismo género
El problema no solo reside entre los distintos géneros social y culturalmente aceptados
(femenino y masculino), aunque es uno de los más comunes. Se enfatiza, que los
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