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III. Necesitamos cambios
Y ahora ¿qué se puede hacer para cambiar esta problemática? lo primero deberá ser el
auto-análisis, conocer nuestra cultura, nuestras ideas, nuestros pensamientos. Destacar
nuestras cualidades, aceptando tanto nuestras fortalezas, como nuestras debilidades, y
trabajar en las áreas de oportunidad, y entonces podremos generar cambios en nosotros
y en nuestras actitudes hacia los demás.
El generar un cambio positivo en nuestro entorno, permitirá tener relaciones asertivas.
Las relaciones de este tipo ayudan a promover reglas claras y directas, siempre bajo un
marco de respeto hacia cada uno de los individuos involucrados. Esto no es un trabajo
fácil, pero permite al menos establecer las pautas para poder ir cambiando un ambiente
tóxico en uno armonioso.
Cuando se habla de generar cambios es necesario querer hacer algo para obtenerlo,
cambiar de paradigma, de forma de pensar, (pasar de las actitudes
negativas/destructivas/injustas a las positivas/constructivas/justas). Esto conlleva
primero un análisis y conocimiento profundo de uno mismo, y de las situaciones por las
que se ha atravesado. Posteriormente, se deben de llevar acciones que representen esos
pensamientos, es decir, ser congruentes con lo que se piensa y lo que se hace, para así
ir promoviendo un cambio constructivo en nuestro entorno. Así pues, pensemos en las
mujeres que en diversos ámbitos han tenido que trabajar para otras mujeres; en mujeres
que trabajan hombro a hombro -siendo pares-; y en mujeres que han sido de algún modo
las coordinadoras, jefas o representantes de otras (Lagarde, M., 2006), (Lagarde, M.,
2009). Todas tienen diversas actividades y perfiles, es por ello que se debe de pensar en
equipo, en crecimiento conjunto, en ayuda mutua para poder generar entornos llenos de
retos laborales y profesionales, donde la suma del trabajo de todos generará una sinergia
siempre positiva para cada una de las partes. Lo cual incluye no solo el ambiente entre
mujeres, sino entre hombres y mujeres.
III.1. El affidamiento
Dado lo anterior, el affidamiento es justamente un término que podemos comenzar a
usar. Su definición es “término jurídico con el que se nombra una relación de tutoría de
una persona que tiene autoridad con otra que es menor en edad o jerarquía” Lamas, M.
(2015). Esto es sumamente relevante, cuando se trata de affidamiento entre mujeres,
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