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las mujeres apoyan a otras mujeres a las que se les quiere, a las que se les
aprecia, a las que se les tiene confianza, a las que requieren de uno, a las que
están en una situación de riesgo y a las que sólo hay que apoyar con una palabra
para alentarlas a salir adelante, a esas mujeres se les orienta, se les auxilia, se les
da todo.
2. Por otro lado están las mujeres a las cuales no se les quiere, es más se les repudia
y odia, porque quieren “pisotear” a otra, o bien quieren obtener alguna ventaja de
alguna situación, sin importar lo que les cueste. Esta segunda cara de la rivalidad
puede llegar a afectarnos en cualquier contexto, ya sea el universitario, el laboral,
el industrial, el de negocios, el de la calle, etcétera.
Ambas facetas de la rivalidad la han sufrido la mayoría de las mujeres en algún momento
de sus vidas, ya sea como hijas, madres, estudiantes, académicas, autoridades,
trabajadoras, empresarias, deportistas, entre otras.
Cabe mencionar que la violencia se presenta por
varios factores, como el nivel de auto-conocimiento,
de madurez psicológica, de traumas del pasado, de la
cultura que adquirimos, de la familia donde crecemos,
de las experiencias de vida, del nivel socio-económico,
de la preferencia sexual, y claro de nuestro contexto
actual global, donde apenas se están esclareciendo
algunos cambios en la manera de relacionarnos unos con otros (Lamas, M., 2015).
II. La violencia se hace presente
La rivalidad entre mujeres ha sido una constante en el transcurso del tiempo y las
diferentes sociedades. México y su historia, no son la excepción, así como nuestras
propias historias de vida. Todas y cada una están plagadas de situaciones en donde se
involucra de alguna u otra manera la rivalidad entre mujeres en distintos ámbitos. En la
actualidad algunas mujeres han decidido trabajar, no solo en lo relacionado con las
labores de la casa, sino en ingresar (por diversos motivos) en áreas como la política, la
industria, la academia, la investigación, los negocios, entre otras. Asumiendo así un doble
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