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convencerlo, sino, antes bien, mostrar la reflexión filosófica que se ha llevado a


               cabo, para que el lector también emprenda y desarrolle la suya.

                         De  manera  más  concreta,  por  medio  de  una  disertación  filosófica  se

               deben mostrar las capacidades necesarias para a) cuestionar o problematizar, b)

               definir o conceptualizar así como para c) argumentar o fundamentar.

                         Ahora bien, las cuestiones y los problemas filosóficos se caracterizan por


               ser generales, conceptuales y abiertos: son posibles y han existido diferentes

               respuestas y soluciones para ellos. En ese sentido, son diferentes de las dudas

               cotidianas  y  personales,  pero,  también,  preguntas  de  las  científicas  y

               tecnológicas.

                         Sin embargo, las interrogantes que nos planteamos todos los días muchas


               veces suponen cuestiones y problemas filosóficos más profundos.

                         Por ejemplo, las dudas o preguntas cotidianas y personales "¿Ella puede

               o  debe  practicar  ese  deporte?"  o  “¿Pueden  o  deben  las  mujeres  practicar

               cualquier deporte?”, apuntan a la cuestión o problema filosófico "¿Qué es la

               equidad de género?".[4]


                         Lo  anterior  en  cuanto  a  las  disertaciones  filosóficas,  pero  ¿qué  es,  en

               efecto, la 'equidad de género'?

                         La equidad de género es la igualdad de derechos, responsabilidades y

               oportunidades entre las  mujeres y los hombres. Por medio de ella se busca


               revalorar  el  papel  de  ambos  géneros  en  el  seno  familiar  y  en  los  ámbitos

               institucional y social para que mejoren  su calidad de vida y posibilidades de

               desarrollo humano. Lo anterior bajo el supuesto de que los roles de género

               dependen y son determinados por la historia, la sociedad y la cultura y que, por

               ello, podemos modificarlos. Y, en ese sentido, también abarca la posibilidad de


               elegir libremente el género al que se pertenece y cuestionar la idea de que sólo
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