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un capricho nuestro y está ahí para cumplir nuestros caprichos, siendo nosotros
caprichos de esa persona, todo esto en un marco de un sistema basado en caprichos
únicamente, económicos en su mayoría. La distinción entre capricho y voluntad es clave
para entender el problema de nuestras relaciones amorosas actuales. ¿Conocemos la
voluntad del otro o solamente lo que quiere? ¿Conocemos nuestra propia voluntad o sólo
nuestros caprichos? Conocer la voluntad tanto del otro como la nuestra implica reconocer
nuestra contingencia (Heidegger desarrolla ampliamente este punto). Saber que
podemos no ser, no existir es lo que nos incita a reconocer nuestra existencia como
propia, a crear un proyecto de ser, no únicamente ocurrencias caprichosas o reproducir
los esquemas de un sistema mercantil. Trasladado al problema del otro, y puntualmente
al problema de las relaciones amorosas, deberíamos preguntarnos cómo relacionarnos
adecuadamente con el otro, reconociendo su voluntad y a partir de ella, la nuestra; cómo
resistir ante los embates de un sistema que nos cosifica y cómo evitar cosificar a los
demás. Si aún creemos que el amor, el verdadero, es importante, es preciso romper el
esquema de opresión con nosotros mismos y con los demás.
Referencias:
De Beauvoir, S., (2004), El segundo sexo: los hechos y los mitos, Madrid: Cátedra.
De Beauvoir, S., (2000), ¿Para qué la acción?, ediciones El Aleph.com, disponible en:
https://es.scribd.com/document/356013239/beauvoir-simon-de-para-que-la-accion (22-
9-19).
Lemke, J., (1994), “What is Postmodernism, and Why is it Saying all these Terrible
Things?”, J. Soc. for Accelerative Learning and Teaching, disponible en:
http://academic.brooklyn.cuny.edu/education/jlemke/papers/jsalt.htm (22-9-19).
Marcuse, H., (1993), El hombre unidimensional, tr. Antonio Elorza, México: Editorial
Planeta—Agostini.
Tello, A., (2018), “Politeísmo narcisista o la ansiedad por el estatus disfrazada de amor
propio”, Revista de la Universidad de México, México: UNAM.
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