Page 18 - R01
P. 18
Algunas interpretaciones rabínicas aseguran que durante la creación aparece
insinuada una tercera presencia humana, Lilith, que hunde sus orígenes en la
tradición mesopotámica. El Judaísmo no la ha deificado, pero la ha empleado para
introducir el concepto del mal ligado al erotismo femenino (Cervera, 2015).
En semejante sentido, según Robert Graves, el nombre de Lilith se relaciona con la
oscuridad y sus derivados simbólicos: “la etimología popular hebrea parece haber
derivado Lilith de layil, igual a noche, y en consecuencia, aparece con frecuencia como
un monstruo nocturno peludo” (Graves y Patai, 1986: 8). Es en Graves que basamos la
interpretación del mito en el presente texto, de manera que Lilith representa a la
transgresora inicial de las normas establecidas por el primer hombre y por el masculino
Dios hebreo, dentro de la cultura judeocristiana. De hecho, cabe destacar que en este
contexto, la Biblia de Jerusalén sólo menciona una vez a Lilith: "Los gatos salvajes se
juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilith y en él
encontrará descanso." (Isaías 34:14). Es hasta el siglo XX cuando, según Sandra Barba:
Judith Plaskow, la primera feminista judía autonombrada teóloga, se reunió con sus
pares en los primeros años de la década de 1970 para leer y reinterpretar los textos
sagrados de su religión. Sin abandonar ni el judaísmo ni el feminismo, el grupo de
Plaskow usó la tradición para modernizarla. Por primera vez en 800 años, las
intérpretes eran mujeres, y no hombres. Juntas decidieron narrar el mito de Lilith
desde su perspectiva. (Barba, 2016: 1-2).
A partir de entonces la historia de Lilith se vincula de manera clara con la primera ola del
movimiento feminista, lo cual es lógico, dados los detalles que se interpretan sobre el
mito, respecto al cual haremos una breve exposición.
La mayoría de nosotros, si no es que todos, crecimos con la creencia de que la primera
mujer sobre la tierra fue Eva, de acuerdo con la mitología católica preponderante en
nuestro país. Pero, según cuenta el mito judío, esto es mentira, pues la primera mujer
creada por Dios fue Lilith. Sí, Lilith o la primera Eva, fue creada a imagen y semejanza
de la divinidad, como Adán, del mismo barro que él, aunque algunas interpretaciones
rabínicas anteriores a la de Judith Plaskow, afirman que fue creada de barro combinado
con desperdicios e inmundicias. En todo caso optamos aquí por la igualdad que imprime
el empleo de la misma materia para la creación de los dos.
El origen igualitario entre Adán y Lilith permite a la primera mujer estar consciente de que
no es una subordinada de su compañero ni un ser inferior al mismo. Por lo tanto, en una
16