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Lo que esconden las guerras
La Trata de Personas y Explotación Sexual
Comercial no es un problema reciente, pero
tampoco corresponde a prácticas propias de las
sociedades primitivas. Existen suficientes
argumentos para pensar que el hombre primitivo no tenía como característica
principal el ser violento. Humberto Maturana considera que en condiciones de
violencia no hubieran podido sobrevivir las sociedades humanas. Por su parte,
Erich Fromm opina, en torno al humano antes del Neolítico, que “hay buenas
razones para suponer que la mayoría de los hombres primitivos no se
caracterizaban por la destrucción y el sadismo” (Rodiles, p. 27).
Por el contrario, prácticas como el despotismo, el sadismo y la guerra son
rastreables en una línea de tiempo menor a 6000 años, con el surgimiento del
“patrismo”, emprendido en Asia Central y Arabia Saudita. A partir de ese tiempo
surgen los líderes militares, provistos de una jerarquía tal que invitan a la
enajenación de las masas a partir de la creencia ciega a su investidura. En la
historia contemporánea, el fenómeno de prostitución infantil y esclavitud sexual
se ha visto incrementado en tiempos de conflictos bélicos, surgiendo como
negocios rentables ante la miseria económica que dejan las guerras en las
poblaciones afectadas; como los conflictos del sur de Asia y Medio Oriente
durante el siglo XIX, las invasiones estadounidenses en Centroamérica durante
los años 80s, la guerra de Vietnam o los conflictos bélicos de Afganistán, Irak, la
Franja de Gaza, entre otros lugares. “Lydia Cacho reporta asimismo que,
después de la guerra de Vietnam, en las siete bases militares estadounidenses