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una estabilidad familiar, son propensas a ser engañadas por proxenetas. Por otra
parte, las familias que han tolerado el abuso sexual, al mermarse la autoestima
de la mujer, muchas veces por ser inducidas a edades tempranas en prácticas
sexuales, mediante las cuales son denigradas y consideradas como meros
objetos a disposición de la satisfacción masculina.
Históricamente la imposición patriarcal tomo un matiz más violento para
la mujer mexicana, debido al sometimiento de la población a partir de la
conquista, que la puso a disposición del colonizador. Esto se refleja en nuestros
días en escenarios en los que “hay jefes y empleadores que han hecho uso de su
posición para obtener favores por parte de sus empleadas… (Rodiles, 100)”. El
abuso sexual ha sido inducido a través de la cultura y prevalece con frecuencia
en el ambiente familiar.
El fantasma feminicida
La investigación policial en nuestro país es escasa, por lo que no se obtienen
evidencias certeras sobre los feminicidios. Es sabido que muchas de las personas
que caen en las redes de la TS son sobreexplotadas y sometidas a maltratos que
ponen en riesgo sus vidas. Algo que es muy claro en los diversos estudios
respecto a la ESC es que los tratantes son ordinariamente hombres.
Si bien no existen cifras similares para conocer el sexo y las
características de quienes constituyen la red de tratantes con fines
de explotación sexual, en general son principalmente hombres
(alrededor de 60%), aunque la participación de las mujeres es
creciente (40%, aproximadamente); la edad promedio es de 31 años
(Vargas, p. 138).
Aunque se considere la existencia de mujeres que participantes en la ESC,
estas suelen ser dirigidas por hombres. En lugares como el sur de Tlaxcala
existen familias completas que se dedican a obtener grandes ganancias de esta