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La  primera  ola  del  feminismo  porta  como  bandera  ideológica  la  Ilustración  con

               fundamento en la razón. Abarca desde la Revolución Francesa hasta la primera mitad del siglo
               XIX. Bajo el lema “Sin derechos civiles para las mujeres no hay revolución”. Uno de los

               objetivos del feminismo fue reivindicar la naturaleza de las mujeres, evidenciar la jerarquía de
               los sexos para superar los obstáculos legales que imposibilitan la igualdad.

                       En 1791 el primer acto del feminismo enunciado es la ausencia de la mujer en los

               Derechos Fundamentales del Hombre, por lo que Olympe de
               Gouges, escritora y dramaturga escribió Los Derechos de la

               Mujer y la Ciudadana en 1791, en el que defendió la igualdad
               entre el hombre y la mujer en todos los aspectos de la vida

               pública y privada, incluyendo la igualdad con el hombre en el

               derecho a voto, en el acceso al trabajo público, a hablar en público de temas políticos, a acceder
               a la vida política, a poseer y controlar propiedades. (Gouges. 1791.culturamas). Para 1792 Mary

               Wollstonecraft escribió Vindicación de los derechos de la mujer (1792), argumenta que las
               mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre, sino que parecen serlo porque no reciben

               la misma educación, y que hombres y mujeres deberían ser tratados como seres racionales.
               Imagina, asimismo, un orden social basado en la razón. Wollstonecraft esboza la su obra en

               cuatro términos: derecho, razón, virtud y deber. Los derechos y deberes están completamente

               ligados para Wollstonecraft —si se tienen derechos cívicos también se tienen deberes cívicos.
               Tal y como ella comenta brevemente:

                       "sin      derechos       no       puede       haber      ninguna        obligación"
                      (Wollstonecraf.Vindicaciones.p.282)

                       La segunda ola del feminismo comienza en la segunda mitad del siglo XIX, hasta la

               década de la segunda mitad del  siglo XX (1950). Su bandera ideológica es  el  liberalismo
               político. Su lema “Sin derechos políticos para las mujeres no hay paz ni democracia”. Su

               principal eje de lucha fue el derecho al sufragio, es decir el derecho al voto, el derecho a mejores
               condiciones laborales y el acceso a la educación superior. Las representantes de la segunda ola

               feminista fueron Lucretia Mott, defensora de los derechos de la mujer, activista defensora en

               la lucha para abolir la esclavitud en Estados Unidos y la defensa de las libertades de la mujer.
               La toma de conciencia de la situación de la mujer va a llegar cuando descubre que, en su

               escuela, los profesores cobran mucho más que las profesoras por hacer el mismo trabajo, esta
               conciencia del problema se acentúa a medida que se encuentra con rechazo por parte de sus

               mismos compañeros del movimiento abolicionista, es criticada por hablar en público, asumir
               roles de mando y en general, por participar en la vida pública.
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