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¿En qué momento esa dulce niña con voz de soprano se convierte en una
luchadora social, en una agente de cambio a favor de los derechos de la mujer y los
niños? Fue cuando el gobernador de Sinaloa[4] no le
otorgó la beca que había ganado por haber sido la alumna
más sobresaliente en la NACCR; en cambio, se la dio al
varón que había obtenido el segundo lugar,
argumentando que por ser mujer se casaría y sería mantenida por su marido y que
era dinero perdido invertir en ella.
En Culiacán, a los 20 años, se inicia en el magisterio fundando el primer
Jardín de Niños en 1935 con un sueldo de $120.00. Al año siguiente fundó el primer
hogar infantil. De 1937 a 1939 trabajó en Contraestaca, San Ignacio, Sinaloa, en un
centro minero cerca al estado de Durango, en la escabrosa Sierra Madre Occidental.
Luego pasó al Dorado, una zona cañera con plaza de maestra semiurbana, solo duró
un año porque la atacó la malaria, regresó a la Escuela Federal Tipo de Culiacán (EFT),
pero por razones de salud de su madre hubo de trasladarse a Guadalajara y de allí a
cd. de México donde permaneció comisionada por un año (1941) en la Secretaría de
Educación Pública como secretaria del Sr. Aureliano Esquivel, jefe de las escuelas
primarias del país.
Regresó a Culiacán en 1942 a la EFT y contrajo matrimonio con el Lic. José
de Jesús Montiel Castro donde nacieron dos de los ocho hijos. En 1945 se mudaron a
Guasave, lugar donde se le conoció como Angelita de Montiel y lugar donde murió la
voz de ruiseñor y se apagó la quimioluminiscencia de la luciérnega a la edad de 93
años; asi que tuvo una larga y fructífera vida, en esa
región conocida como “El corazón agrícola de
México”. Ese mismo año fundó el Primer Jardin de
Niños “Rodolfo T. Loiza”[5] y al siguiente la escuela