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unido al tipo literario de la mujer fatal. De una o de otra forma, es evidente la


               influencia no sólo social sino, además, literaria del Positivismo en los textos y los

               contextos  de  ambas  obras.  Por  ejemplo,  son  numerosas  las  alusiones  en  la

               novela de Santa al predeterminismo positivista:

                   Lo que sí perdía, y a grandísima prisa por desgracia, era el sentido moral en

               todas sus encantadoras manifestaciones; ni rastros quedaban de él, y por lo


               pronto que se connaturalizó con su nuevo y degradante estado, es de presumir

               que en la sangre llevara gérmenes de muy vieja lascivia de algún tatarabuelo que

               en ella resucitaba con vicios y todo. Rápida fue su aclimatación, con lo que a las

               claras se prueba que la chica no era nacida para lo honrado y derecho. (Gamboa,

               1993).


                   Comentarios parecidos son todavía más frecuentes en Naná, personaje cuyo

               comportamiento tiene su origen, según Zolá, en la sangre viciosa de sus padres,

               e incluso por extensión, en la del amante de su madre, como veremos.

                   Hechas  las  anteriores  aclaraciones  nos  abocaremos  a  contrastar  las

               coincidencias y divergencias entre Santa y Naná como mujeres fatales.


                   El ámbito dentro del cual se desarrollan las actividades de la mujer fatal es

               tal que permite identificarla como de origen exótico o extranjero en relación con

               ese ámbito, según comentamos en un principio. De este modo, si bien ni Santa

               ni Nanä son precisamente exóticas por pertenecer a una cultura ajena a la de


               sus adoradores, sí poseen tintes de un exotismo que podríamos llamar social.

                                       En  efecto,  Naná  en  sus  orígenes  pertenecía  a  la  clase

                                   obrera, su padre Coupeau era soldador; a la par, la niñez de

                                   Naná  se  relaciona  con  el  pequeño  negocio  pues  su  madre

                                   Gervaise  Macquart  comenzó  ganándose  la  vida,  en  los


                                   lavaderos públicos hasta poseer una lavandería. Naná vivió su

                                   niñez y adolescencia en los arrabales de la ciudad, es decir, en
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