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Nuestra figura central femenina es Inés Arredondo. Autora de tres libros de
cuentos (La señal, 1965; Río Subterráneo, 1979; Los Espejos, 1988, y además
un estudio sobre la poesía de Jorge Cuesta). Nuestra autora en apariencia no
dejó una obra muy prolífica, como otros y otras de su generación, pero sí muy
densa y compleja, objeto de muchos estudios críticos
y analíticos de variada temática.(Siglo XXI editores,
1988). Los académicos y los escritores que le han
metido el diente a Inés Arredondo han encontrado,
por lo que se ve, relaciones entre lo humano y lo
sagrado, el erotismo, la sexualidad, el amor, el
desamor, la obscenidad, la mirada, la memoria,
lo bíblico, los mitos antiguos y modernos, los tintes
góticos, donde la figura femenina es la narradora y la protagonista, y también,
cabe decir, se mete en la piel de los hombres al develar sus misterios,
obsesiones y culpas, como en el personaje de “Estar vivo”. Arredondo escribe
en primera persona, como narradora protagonista, pero también lo hace en
tercera, y a veces parece borrar y jugar con este límite entre los tipos de
narrador. Todo esto constituye un mundo alucinante, que va desde lo
atemporal a lo gótico, a lo memorable, a lo sugerente, y a lo terrible. ¿Quién
le teme a Inés Arredondo? Podría ser un mejor título para este breve trabajo
y por ser considerada la “mejor cuentista mexicana”, entre otras.
