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La “Mujer fatal”, en contraste con el “Ángel del hogar”, se caracteriza por
ser una fémina que sale del ámbito doméstico: lleva a cabo sus faenas en la
calle, así como en diversos lugares reservados a la vida masculina, como los
cafés, los bares, las casas de citas e incluso en el hogar alternativo al
consagrado por las leyes humanas y divinas. Aún más, la “Mujer fatal” es una
fémina seductora, devoradora de hombres, de gran inteligencia. (Basado en
Camacho Delgado, 2006, 30).
En este sentido la “Mujer fatal” se encuentra ligada a la prostituta, tal y como
observamos en el poema “La última odalisca” de López Velarde, del cual
citamos un fragmento:
Voluptuosa Melancolía:
en tu talle mórbido enrosca
el Placer su caligrafía
y la Muerte su garabato,
y en un clima de ala de mosca
la Lujuria toca a rebato. (López Velarde, 1993: 90)
La estrofa nos remite a las ideas relacionadas con la imagen de la mujer como
objeto erótico durante el siglo XIX, bajo la forma de un tipo de mujer en
particular. Es decir, la fémina a la cual se refiere el poema no es el “Ángel del
hogar”, sino la “Mujer fatal”. De hecho, se la liga a las ideas de placer, lujuria y
muerte, concentrados en la palabra “Mórbido”
entendida en sus dos acepciones aparentemente
contrarias entre sí, como la define el Diccionario de la
lengua española: “que padece enfermedad o la
ocasiona” (RAE, 2021), por eso se relaciona con la
lujuria, la muerte el “clima de ala de mosca”;