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La casa de Santa es modesta, limpia, ordenada, pero es en este rasgo que
podemos leer entre líneas la unión inherente de la pobreza digna, en el sentido
de honesta, y la felicidad, la tranquilidad; esto, frente a la futura riqueza de
Santa, su deshonestidad, infelicidad y falta de limpieza física y espiritual. Por lo
tanto, no parece coincidencia que cuando Santa se atreve a salir de los espacios
físicos de su casa y del campo fértil, lugares femeninos por excelencia para la
sociedad tradicional de su época, es cuando es expulsada de su paraíso bucólico,
del lugar que la protegía porque era virgen, porque su comportamiento era
socialmente aceptado.
Sobre los padres de Santa no se explica casi nada en
la novela, su padre es el gran ausente en la vida de la
protagonista, sólo se hace referencia a la vergüenza que
también podría sentir él si viviera, cuando la madre y los hermanos de Santa —
Fabián y Esteban— la condenan tras descubrir la deshonra de la muchacha, es
decir, la pérdida de su virginidad. Al mismo tiempo, durante este significativo
episodio en la vida de Santa, se menciona su "cuna blanca", es decir, la pureza
con la cual nació. En otras palabras, a diferencia de Naná, en Santa no se dan
mayores detalles sobre el nacimiento y la niñez de la protagonista, no obstante,
los pocos indicios al respecto hacen referencia a la pureza, salud e inocencia de
Santa niña, quien sólo pierde estos atributos cuando deja de ser virgen.
De hecho la perdida de la virginidad es un acontecimiento importante,
narrado con cierto detalle en Santa: se proporciona el nombre del militar —
Marcelino— quien cortejó a Santa con el objeto de seducirla, para abandonarla
después; se describe el lugar donde Marcelino desflora a la muchacha, una
hondonada del Pedregal de San Ángel, prácticamente sobre la roca de origen
volcánico, ígneo, la dura roca estéril e inhóspita del Pedregal seco y solitario,
todas estas son las características que poseerá Santa a partir de entonces se