¿Quién fue Vidal Castañeda y Najera?

Nació en la ciudad de México el 28 de abril de 1836. Sus padres fueron el Lic. Manuel de Castañeda y Nájera y la señora Dolores González Escalante.

Sorprendentemente, quien aborda la búsqueda biográfica en torno a Vidal Castañeda, penetra de inmediato en la niebla que produce la escasez de fuentes y datos.

Con todo, si aplicamos uno de los aspectos más antiguos de la retórica, como “procedimiento indagatorio" que responde a "un sistema de preguntas posibles" —y en consecuencia de respuesta—- podemos discernir con facilidad que la infancia y la adolescencia de Castañeda y Nájera transcurrieron dentro de los límites de austeridad y orden determinados por la época y las construmbres; pues los hechos, acciones y conducta de adulto permiten inferirlo desde el principio cuando determina seguir la ruta paterna y estudia para abogado; cursa la licenciatura y se doctora en 1858.

Durante el mandato presidencial de Don Benito Juárez, desempeñó sobresalientes cargos, pues recibió el nombramiento de Regidor del Ayuntamiento en la Ciudad de México; formó parte del Congreso en la misma legislatura de Don Gabino Barreda y Sebastián Lerdo de Tejada.

Fue asesor en el Supremo Tribunal Militar y Procurador de Justicia en el mismo.

Durante la intervención Francesa en varias acciones presentó batalla como Coronel de la Guardia Nacional.

En abril de 1886 se le nombró vicepresidente de la Junta Directiva de Instrucción Pública; y el 13 de julio de ese mismo año, recibió el cargo de Procurador General de Justicia del Distrito Federal.

En lo que refiere a la Escuela Nacional Preparatoria, Don Vidal Castañeda y Nájera inicia su gestión el 21 de enero de 1885 como director interino, aunque en su nombramiento aparece como fecha inicial el 26 de enero; dicho nombramiento es ratificado con carácter definitivo, el 24 de febrero de ese mismo año hasta su retiro por enfermedad el 12 de junio de 1901; aunque lo suple de inmediato el Dr. Manuel Flores, conserva la titularidad hasta su deceso.

Muere el 8 de mayo de 1903 en su casa de Donceles (entonces de Cordobanes número 6). Se velaron sus restos en el salón de actos de la Escuela con asistencia de Don Justino Fernández, entonces ministro de Justicia e Instrucción Pública.

Si se emprenden juicios superficiales en torno a la recia personalidad de Don Vidal Castañeda, es casi imposible escapar a la aparente contradicción que nos muestra su carácter.

Quien pretenda perseguir el desarrollo de su trayectoria, deberá atender a su permanencia durante los últimos dieciséis años de su vida entregados sin ostentaciones a la definición y práctica de los fines que debía cumplir la Escuela Nacional Preparatoria.

Desde antes que fuese fundada la Escuela Nacional Preparatoria destacaron en el Congreso sus intervenciones en torno a los problemas educativos nacionales como consecuencia de su participación en el grupo liberal junto a Gabino Barreda y Sebastián Lerdo de Tejada, donde pudo compenetrarse de las corrientes de la época lo que, sin duda alguna, hizo posible a su férrea voluntad, sostener la línea de orden y disciplina, de la teoría apoyada en la práctica, del esfuerzo constructivo impulsado por la creatividad y de la innovación que permitiera concretar en realidad los propósitos.

De ahí su permanente empeño y entusiasmo por las mejoras materiales de la Escuela entre las que destacan las de la biblioteca y los baños en atención a la cultura y la higiene; las de la entrada principal y el jardín, como necesarias al bienestar y la estética.

Mención especial entre sus gestiones, merece el rescate de la Sillería del Coro de San Agustín que por varios años permaneció desarmada en una bodega de la Escuela de Sordomudos de Corpus Christi. Don Vidal Castañeda y Nájera pidió entonces al Ministro de Instrucción Pública Don Joaquín Baranda, le fuera cedida la sillería que para entonces se hallaba desarmada en la biblioteca Nacional.

Al obtenerla, comisionó a un excelente y viejo empleado, don Nicolás Fuentes para restaurar e instalar los sitiales en el lugar que actualmente se encuentran. La escasez de recursos hizo avanzar el trabajo muy lentamente; por fin, el 17 de septiembre de 1895, en acto solemne, con un discurso de don Ezequiel A. Chávez abrió sus puertas al público el Aula General, para conmemorar la Independencia y fue la voz popular la que por derivación lo nombró "El Generalito".

Varias afortunadas restauraciones la han conservado. Su formación ecléctica, determinó a Don Vidal Castañeda y Nájera sostener la línea de pensamiento que apoyara siempre los fines, programas y planes, dirigidos a lograr la formación integral de los jóvenes.

Con base en eso, aceptó la novedad en 1896 de establecer un plan de estudios de cinco años divididos en semestres y junto a las materias científicas del positivismo, el desarrollo humanístico que aportaba el Griego, Latín, Literatura Universal y Nacional, Geografía, Historia, Lógica e Ideología.

Uno de sus biógrafos —que no firma la semblanza de una página— hace en unas cuantas líneas una síntesis analítica de su personalidad que transcribimos literalmente:

"Conciliador y contemporizador, mediante la majestad de un criterio objetivo, armonizó las corrientes ideológicas extremas que amenazaban socavar los cimientos de la institución —la obra de Barreda tal vez hubiese sufrido un alto en su evolución de haber perdurado este estado de cosas y después de más de 10 años de titánica labor probablemente sus esfuerzos hubiesen resultado inútil—, armonizar el credo positivista y las corrientes metafísicas se convirtió en un imperativo capaz de hacer permanecer la obra educativa de la Escuela Nacional Preparatoria.”

Pues bien, en este juego de opuestos fue el espíritu del Maestro Vidal Castañeda y Nájera lo que permitió la síntesis de la supervivencia, fortaleciendo la Institución y permitiendo que una plétora de jóvenes, que en otras condiciones jamás hubiesen tenido acceso a sus aulas, revitalizaran con su entusiasmo y fe en la cultura, la esencia venerable de nuestra Centenaria Institución.